SOBRE MI:

Soy Ana Megías, Madrileña de nacimiento pero con más esencia campestre que urbana, en Madrid busco la gente y para crear y vivir busco la naturaleza pura. Adoro la naturaleza en su forma más salvaje, sin normas y eso lo reflejo en los tocados de diseño libre, sin simetrías ni paletas de color rígidas.

Empecé a hacer tocados ya en 2008, luego decoraciones de bodas, camisones y batas.

Artesana hasta la médula, las “manualidades” (así se llamaron muchos años el DIY de hoy) han sido mi alimento, mi ilusión y mi día a día desde que nací, gracias a mis padres tenía el mejor juego, la mejor escapatoria y el fuerte lazo que todavía hoy me vincula de una manera más especial con ellos.

Como un juego:

Mi madre, profesora profesional de lo que entonces era “Hogar” (Manualidades) me enseñó desde muy pequeña a jugar con el barro, los cordones del macramé y los telares, los hilos, las telas, los bordados, las tijeras, los troqueles y el estaño; las flores frescas y preservadas, la madera y cómo curarla… Pinturas para todo tipo de materiales y cómo aplicarlas… El pirograbado y el repujado… A adorar los muebles antiguos y buscar soluciones para cualquier cosa “vieja”, darle una vida nueva ….

Mi padre, pintor exquisito, me enseñó a pintar con distintas técnicas, carboncillo, acuarela, óleo, pastel… Además de enseñarme bricolaje, algo que me encanta.

Juntando las dos influencias me pasaba el día “inventando”, como aún hoy me dicen ellos.

Mi formación en las artes no quedó en casa, hice cerámica, además de otros, desde los 9 años, me apasionaba el barro en todas sus versiones, de ahí mi empeño en hacer la porcelana sin molde.

Un camino de rosas:

Las “manualidades” me han enseñado valores que hoy aún se hacen más valiosos como la paciencia, la importancia de lo que se ve y lo que no se ve, la importancia del tiempo y el interés que dedicas a las cosas, la importancia de la no perfección de lo que no viene de fábrica, de lo personal y personalizado, de lo único y exclusivo, la importancia de saber llevar sin ansiedad la NO INMEDIATEZ que reina en estos tiempos… Todo eso lo reflejo en mis piezas y en mi forma de atenderte.

Y diréis: “Seguro que estudiaste Bellas artes…” pues no, porque, aunque no me faltaba interés, ni vocación, quería seguir teniendo el tesoro de tener un hobby maravilloso sin límites.

Elegí otra profesión con muchísima ilusión. Tenía una vocación preciosa, por la que luché mucho y que me ha enseñado muchísimas cosas: La enfermería. Trabajé los años que pude dando lo mejor de mí en Oncología y Trasplantes pero mis caderas, que siempre fueron un problema, me frenaron en una carrera hacia el cuidado de otros que, después de 7 cirugías y un nuevo intento por trabajar, no pude continuar.

Esos años en la cama una de mis mejores amigas me pidió en hacer su tocado de novia y yo me negué al principio, me parecía imposible y demasiada responsabilidad, pero «me obligó», porque confiaba en mí. Lo hice con miedo, sin saber que en esa cama se gestaba mi nueva profesión. Cuando la vi con mi tocado me llené de ilusión. Y empecé a hacer tocados en 2008.

Los tocados me llevaron a las flores, los muebles del local a decorar bodas…y como “nunca he parado de inventar” en 2015 empecé a decorar bodas con muebles hechos y restaurados por mí llenos de mis flores..

Nunca pensé vivir de la artesanía, nunca pensé no ser enfermera, nunca habría imaginado hacer tocados y nunca imaginé tener en mis manos la ilusión de novias y novios para elementos tan bonitos en un día tan importante. Gracias a ésto despedirme de la enfermería ha sido un “camino de rosas”.

Gracias a vosotras seguiré “inventando” con la ilusión del primer día.